jueves, 12 de abril de 2012

"¿Y si no le doy el pecho seis meses"

Reflexiones acerca del artículo publicado en EL MUNDO.ES el 21 de marzo de 2012: "¿Y si no le doy el pecho seis meses"
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/03/21/mujer/1332317429.html



¿Y si no le doy el pecho seis meses? Es una pregunta que se nos podemos encontrar en nuestras consultas, en el hospital, en un grupo de apoyo a la lactancia...
Su abordaje no debe diferir de cualquier otra cuestión referida a la lactancia: por qué nos plantean este tema, cual es la situación social, económica, familiar..., que información previa ha recibido la madre, etc...
Despiezar el artículo ahora, de forma completa, seria largo y laborioso pero desde mi punto de vista adolece de sesgos importantes basados en la generalización de una cuestión que ha de ser abordada de forma individual.
Me sorprende, de forma desagradable, que se incluya en el mismo al Dr. Luis Santos, recientemente nombrado jefe de servicio de pediatría del Hospital de Denia (en contra del cual no tengo nada porque no le conozco ni tengo la más mínima referencia) haciendo mención a la trayectoria del hospital en la defensa de la lactancia materna cuando este mérito debe atribuirse sin la menor duda al Dr. Paricio recientemente destituido de su cargo por no apoyar la política de gestión (privada) de este centro.
El artículo que cita es un estudio cualitativo basado en 220 entrevistas familiares a 36 mujeres, 26 parejas, ocho abuelas, una hermana y 2 profesionales de salud en Escocia. Metodológicamente está bien planteado y no pongo ningún pero. Los propios autores aceptan como principio que los resultados no son extrapolables a otros territorios y menos a aquellos que tienen altas tasas de lactancia materna.
Hace una crítica clara y explícita a las políticas de salud y a la iniciativa IHAN (allí BFI) por sus escasos resultados en el aumento de la duración de la lactancia. Contrapone en todo momento el “proceso idealista” seguido por los promotores de salud frente a la realidad social.
No he encontrado ningún referente crítico en el mismo a las políticas comerciales de la industria alimentaria en el entorno del estudio y su posible influencia en las decisiones de profesionales sanitarios y de las familias. Lo cual me parece un sesgo importante.
No obstante sus conclusiones no son en ningún momento dirigidas hacia una desmotivación de la lactancia sino que acaban realizando, entre otras, la siguiente reflexión que me parece destacable:
“Mediante la promoción de la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, los responsables políticos están alentando expectativas idealistas y metas en el embarazo, pero los servicios de salud no están proporcionando la ayuda especializada para establecer la lactancia después del parto. Esta falta de coincidencia entre el idealismo y el realismo es probable que sea un mecanismo que está detrás de las historias de presión que sienten las madres a dar el pecho. La teoría sobre el cambio y el mantenimiento de conductas saludables en los estilos de vida indica que las metas alcanzables deben ser fijadas por los propios individuos…. Se cambia el mensaje de dar el pecho durante el mayor tiempo posible por el establecimiento de metas más individualizadas.” Hasta aquí todo me parece de lo más razonable.
No obstante viene la segunda parte. Que es la inclusión en los medios de comunicación de la publicación de este estudio con sesgos lamentables y de importante repercusión en la salud pública.
En 2011 se publica en el BMJ un artículo, que igualmente se informa en los medios de comunicación, cuestionando si la lactancia materna exclusiva por 6 meses es apropiada para los bebés en el Reino Unido. La IHAN (BFI) publica entonces una réplica en los siguientes términos:
"UNICEF del Reino Unido IHAN apoya la investigación continua en la mejora de la salud infantil.  Sin embargo, cualquier nueva investigación debería ser considerada como parte de todo el cuerpo de la evidencia y las recomendaciones formuladas y se debe basar en la evidencia completa en lugar de en documentos individuales.
 Es lamentable que la oficina de prensa del British Medical Journal y los medios del Reino Unido se hayan centrado en una sola pieza de comentario que ha dado lugar a titulares sensacionalistas y los riesgos de inducir a error a los padres y la salud infantil perjudicial.
 La recomendación de DH es que los alimentos sólidos se introdujeran en torno a los seis meses.  Se reconoce que el desarrollo de los bebés varía ampliamente y que algunos  pueden estar listos para los alimentos sólidos antes y después de este tiempo.  Desde la introducción de esta recomendación, el número de niños que sufren la introducción potencialmente perjudicial para los alimentos sólidos antes de los 4 meses se ha reducido.
Los profesionales de la salud deben seguir apoyando a las madres con información precisa sobre la base de DH y directrices de la OMS, ayudándoles a reconocer los signos de que su bebé podría estar listo para probar nuevos alimentos, sin dejar de amamantar."
Muchas madres pueden incorporarse a su actividad laboral sin abandonar la lactancia con medios tan sencillos como la extracción de la leche.
Y cabe preguntarse ¿a quién interesa extender este mensaje sobre la culpabilización de las madres? O dicho de otra forma a quién interesa tranquilizar la conciencia de los/as potenciales consumidores de sucedáneos de leche materna.
Estoy seguro de que este debate no se plantea en países (como los del norte de Europa) donde la protección de la lactancia está establecida como una prioridad indudable y por tanto las políticas se dirigen hacia una mayor duración de las prestaciones por maternidad. Recientemente han aparecido en la prensa diputadas de estos países acudiendo a sus parlamentos con sus hijos/as mientras le daban el pecho en plena sesión.
La solución, desde mi punto de vista, no es culpabilizar ni dejar de hacerlo. Quien puede acusar a familias de países en vías de desarrollo de incorporar tempranamente a sus hijos/as a la actividad laboral cuando de ello depende el sustento. Quien puede culpabilizar a familias del norte de áfrica o subsaharianas de empujar a menores a emigrar para garantizarse una forma de vida digna.
Los condicionantes de cada mujer, de cada familia son absolutamente respetables para tomar las decisiones que les afectan. Y el caso de la lactancia no ha de ser diferente.
El “crudo realismo” del que habla el artículo acaba por abocarnos a renunciar a la mejor salud posible para nuestros niños/as en beneficio de intereses que me parecen bien oscuros (o muy claros).
Afirma Díaz: “"Lo importante es que la mujer que esté dando el pecho a su hijo sea feliz, pero si surge algún problema, no pasa nada. No tiene que ser algo impuesto".
Vamos que si surge algún problema para que  complicarse la vida, para esto está la farmacia….
Me parece que si surge algún problema debemos estar ahí para ayudar, apoyar… ¿Quién ha hablado nunca de IMPONER???
Para colmo el artículo termina diciendo: “las madres y padres consultadas por EL MUNDO”…. Un ejemplo de rigor científico y periodístico.
Y el remate: "A partir de los dos meses, hubo que planificar la lactancia. Para ella era un esfuerzo enorme: se sacaba la leche con aquel trasto espantoso, a mí me dejaba la 'cosecha' en el congelador y así funcionábamos".
Y es que somos idiotas. Con lo sencillo que es ir a la farmacia, comprar una lata, 30cc de agua y un cacito de polvo, un biberón con tetina anatómica y como resultado un niño sano y gordo. Eso es felicidad!!!!

Fco. José Pérez Ramos
Grupo de coordinación del Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal en Andalucía